Hasta las películas "chorras", de pasar un ratico, tienen un trasfondo si uno está receptivo... (Y yo, estos días, estoy... que no sé dónde estoy, dónde dejo de estar o dónde quiero acabar...)
La otra noche me puse dicha peli para entretenerme, la típica comedia romántica comercial. Me reí un montón y no le di más importancia...
...pero fue acostarme y empezar a pensar...
(Una costumbre mía bastante usual, arraigada ya, para variar... Es echarme a dormir... y por mi mente pasa de todo menos eso: ¡la idea de dormir! Tal vez es que el final del día es el momento idóneo para recapitular, reflexionar, pensar como ha ido el día, qué tendría que mejorar...)
A lo que iba, que me voy por los cerros de Úbeda...
Que mientras, soñolienta, pensaba... en tí, en mí, en los dos, en quienes tengo alrededor... y todos los vaivenes que surgen con cada uno... y le daba vueltas y vueltas a la necesidad de aceptar a cada cual como es, sin intentar cambiarlo, viendo sus virtudes o incluso los "defectillos" como algo propio, íntimo y mágico de cada persona...
Sí queremos a alguien por cómo es... por el mundo diferente que nos da a conocer en cada gesto, cada palabra, cada manía... ¿para qué vamos a intentar moldear a nadie nuestro antojo? Los sentimientos, si son verdaderos, aceptan y no condicionan, aman los pequeños defectos en lugar de intentar cambiarlos... Porque en esas pequeñas cosas está la esencia de las personas y el verdadero motivo por el cual nos gusta tenerlas cerca... ^^
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)


No hay comentarios:
Publicar un comentario